Es muy fácil identificar una relación tóxica cuando existe abuso físico o verbal, pero ¿qué pasa con esas donde no hay un abuso descarado, pero igual te hacen sentir muy mal?
Para poder vivir plenamente, es necesario liberarte de relaciones tóxicas y por eso necesitas aprender a reconocerlas.
Una relación tóxica es la que te atrapa en una red negativa en la que pierdes tu independencia, confianza, autoestima y tu alegría. No tiene que ser una relación de pareja, puede ser cualquier relación, familiar, de amistad o incluso de trabajo.
En una relación tóxica, hay una persona dominante, que, a través de la manipulación, el chantaje o la crítica, consigue que la otra persona haga o deje de hacer lo que ella quiere.
Esta persona funciona como un vampiro de energía que te agota y va consumiendo tu entusiasmo y tu seguridad en ti misma.

Hay varias señales de que tu relación es tóxica y si pones atención es sencillo reconocerlas. Por ejemplo:
- Nunca haces nada bien o aquello que haces no es suficiente. Sin importar lo que te esfuerces, no es posible darle gusto a la otra persona y terminas sintiéndote tonta o incapaz. Es como si existiera una valla de expectativas sobre ti y lo que debes hacer, que es tan alta, que no tienes posibilidad de pasarla.
- Tus argumentos no son válidos. Las razones de tus acciones y decisiones son descartadas o criticadas. Es frecuente escuchar frases del tipo: ¿en qué estabas pensando?, ¿cómo pudiste?, ¡que egoísta eres! La otra persona siempre tiene la última palabra y te deja sintiéndote terrible.
- Siempre te critica, aún si primero te da un reconocimiento. Algunos ejemplos: el pastel te quedo rico, pero quedo un poco seco, ¿no crees?; el vestido se ve bien para una fiesta, pero tus piernas parecen más flacas de lo que son; si, has tenido fuerza de voluntad con tu dieta, pero no has perdido casi nada de peso ¿verdad?
- Desalienta tus proyectos y tus esfuerzos, de acuerdo con sus creencias u objetivos personales. Esto puede hacerse con una crítica abierta como, por ejemplo: pero que tontería es esa, tu ya estás demasiado grande para comenzar de nuevo. O bien, de una manera más sutil. Por ejemplo: no creo que te convenga estudiar inglés por la tarde, te vas a agotar, o, para ser escritora se necesitan contactos y tú no los tienes, ¿ya lo pensaste?
- Frecuentemente te recuerda tus errores del pasado. Cuando parece que has conseguido cambiar o mejorar, te recuerda tus equivocaciones anteriores con frases como: este nuevo novio tuyo parece muy agradable, pero ya sabemos que elegir novios te sale bastante mal, o, que bueno que aceptaste el puesto, sólo ten cuidado en hacer que tu jefe te odie como la última vez.
- Estar con esa persona te deja sin energía o sintiéndote mal contigo misma. No puedes compartir tus alegrías ni tus tristezas libremente sin salir golpeada sintiéndote incapaz o inadecuada. Estar con la persona se vuelve incómodo y a veces tratas de evitarlo o prefieres quedarte callada, porque no te sientes respetada.
Algunas relaciones tóxicas son más sencillas de romper que otras. Por ejemplo, romper una relación familiar cercana es más complicado que alejarte de una amistad o cambiar de trabajo.
De cualquier forma, siempre va a existir un precio por salir de esa relación, que bien vale la pena pagar para recuperar tu confianza, tranquilidad y autoestima.

Aunque cada situación es diferente, en general hay tres cosas que pueden ayudarte a salir del círculo vicioso donde te encuentras.
La primera es reconocer lo que no va bien en la relación y decidir conscientemente cambiar las cosas. Tus amigos y otras personas que te quieren pueden haber tratado de que te dieras cuenta y quizás dejaron de decírtelo para no tener problemas contigo. Si quieres salir de la relación tóxica, ellos pueden ser uno de tus apoyos.
La segunda es poner límites, claros y firmes. Para hacerlo, no necesitas entrar en conflicto o ser agresiva, pero es importante que no te quedes callada y tengas muy claro lo que no estas dispuesta a permitir.
Regresando al ejemplo de las clases por la tarde, puedes responder, por ejemplo: ya revisé mis horarios y puedo hacerlo sin problema, gracias por tu preocupación.
La tercera y la más definitiva es terminar la relación, sabiendo que existe un precio y estás dispuesta a asumirlo. Dependiendo del tipo de relación de que se trate, puedes tener que cambiar de puesto o de trabajo, terminar una relación de pareja, ajustar tu círculo de amigos o tener una conversación seria con algún familiar.
Siempre vale la pena recuperarte a ti misma, recuerda que tú eres la primera que debe amarte y respetarte, para conectar con una vida plena.